El aceite de oliva virgen extra es el condimento principal de la dieta mediterránea.
Imprescindible en la cocina italiana, pero ¿cómo reconocer un buen Aceite de Oliva Virgen Extra?
Sin recurrir a análisis químicos de laboratorio, podemos confiar en nuestro sentido del gusto y el olfato.
Es importante saber que los aceites de oliva vírgenes extra no son todos iguales: de hecho, existen más de 400 cultivares de aceituna, cada una con gustos y sabores diferentes, que varían en función del territorio al que pertenecen.
Aunque la calidad del aceite no depende de su color, sí es necesario saber que un buen aceite de oliva virgen extra tiene tonalidades de color verde-amarillo.
El primer paso para reconocer un buen aceite de oliva virgen extra es oler su aroma, que debe ser floral y afrutado.
Es una buena práctica calentar la copa de cata con las manos antes del análisis olfativo: de esta manera las moléculas de aceite serán más volátiles y facilitarán la percepción de los aromas.
En el paladar, sin embargo, el aceite debe tener un gusto fresco y herbáceo, caracterizado por una nota más o menos picante según el periodo de recogida de la aceituna: un aceite elaborado a partir de aceitunas maduras tendrá matices gustativos más suaves.